La nueva ofensiva israelí y la crítica situación humanitaria en Gaza provocan una contundente reacción de Occidente

Reino Unido ha suspendido las negociaciones para un acuerdo de libre comercio con el país hebreo, mientras que la Unión Europea se replantea su acuerdo de asociación

La última ofensiva de Israel contra una ya de por sí devastada franja de Gaza, así como la crítica situación humanitaria que sufren los 2,3 millones de palestinos hacinados en ese territorio han provocado una contundente reacción de Occidente. Una de las decisiones más drásticas proviene del mismo país que favoreció la creación del Estado judío, el Reino Unido. Este martes, el Gobierno de laborista Keir Starmer anunció que su país suspendía las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio con Israel por su «política atroz» en la Franja.

El ministro de Exteriores británico, David Lammy, explicó, durante un discurso en la Cámara de los Comunes, que «las acciones del Gobierno de [Benjamin] Netanyahu han hecho que esto sea necesario» y advirtió de que «la amenaza de hambruna se cierne sobre los civiles». El Gobierno británico no solo ha paralizado las negociaciones para un acuerdo comercial con Israel, sino que, además, convocó a la embajadora hebrea en Londres, Tzipi Hotovely, e impuso sanciones contra los colonos judíos por la violencia ejercida en Cisjordania contra los palestinos. Israel no tardó en responder y, a través de un comunicado de su Ministerio de Asuntos Exteriores, calificó de «injustificadas y lamentables» las sanciones contra los colonos y advirtió de que «la presión externa no desviará a Israel de su camino en la defensa de su existencia».

Sin embargo, el Reino Unido no es el único país que ha aumentado su presión contra el Gobierno de Netanyahu para que ponga fin a su ofensiva en Gaza y permita la entrada de ayuda humanitaria en el enclave, que bloquea desde hace más de dos meses. De hecho, y debido a la presión de uno de sus grandes aliados, Estados Unidos, el primer ministro hebreo anunció el pasado domingo que autorizaba el ingreso de un suministro básico de alimentos para evitar el colapso humanitario. Aún así, Netanyahu, y presionado por los partidos más radicales de su coalición, matizó que se trata de una medida necesaria para favorecer la ofensiva israelí contra la Franja, bautizada como «Carros de Gedeón», y que tiene por objetivo ocupar militarmente el territorio.

Francia, junto con el Reino Unido Canadá, firmó este lunes un comunicado en el que amenazó al país hebreo con tomar «medidas concretas». Londres ya las ha anunciado, mientras que, desde París, el ministro de Exteriores galo, Jean-Noël Barrot, aseguró que su país está «decidido» a reconocer el Estado palestino. «Quien siembra violencia, recoge violencia», subrayó Barrot, en declaraciones a France Inter. El ministro de Exteriores francés también hizo mención a la catástrofe humanitaria en Gaza y aseveró que la situación es «insostenible». A pesar de que Francia no ha anunciado medidas concretas contra Israel, el Ejecutivo de François Bayrou ha pedido a Netanyahu que «entre en razón».

Dentro de la propia Unión Europea también se están produciendo movimientos y es que hasta 17 países de los 27 –entre los que se encuentra España, que ya lo pidió hace 15 meses– han secundado la petición de Países Bajos, del pasado 7 de mayo, de revisar el acuerdo de Asociación UE-Israel en aplicación del Artículo 2, que hacer referencia al respecto de los derechos humanos. Ante la presión de más de la mitad de los Estados miembro de la UE, la alta representante para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, adelantó que Bruselas revisará dicho acuerdo. «Mientras tanto, depende de Israel el desbloqueo de la ayuda humanitaria. Salvar vidas debe ser nuestra máxima prioridad», apuntó la política estonia.

Suecia ha ido incluso más allá y ha dejado la puerta abierta a sancionar directamente a los ministros israelíes que impulsan una política de asentamientos ilegales y se oponen activamente a una futura solución de dos Estados, según recoge la agencia de noticias France-Presse. Entre estos ministros estaría el de Finanzas, Bezalel Smotrich, así como el titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. A una larga lista de naciones, que han condenado esta nueva escalada bélica israelí contra el enclave, se han sumado también en las últimas horas AustraliaJapón o Nueva Zelanda. En un enésimo comunicado, rubricado por hasta 23 países, se insta a Israel a «no politizar la ayuda humanitaria para la población hambrienta». Según los últimos datos de Naciones Unidas, y tras el anuncio de Netanyahu de que permitiría la entrada de un mínimo de suministros básicos, cinco camiones con ayuda lograron entrar este lunes a la Franja.

Asimismo, la ONU confirmó que recibieron el permiso para que otro centenar de camiones ingresen este martes en el enclave palestino, aunque, en palabras del coordinador humanitario del organismo internacional, Tom Fletcher, esto no es más que una «gota en el océano». En una entrevista con la cadena británica BBC, Fletcher alertó de que unos 14.000 bebés podrían morir en las próximas 48 horas si la ayuda no llega a tiempo.

Otra organización con presencia en el terreno, Oxfam Intermón, señaló que la «limitada» entrada de ayuda a Gaza «no significa ningún progreso» y pidió la apertura de «corredores seguros» para permitir una respuesta humanitaria «completa y adecuada». Asimismo, instó al Ejército israelí a poner fin a los «incesantes bombardeos». Tan solo en el último día, los ataques aéreos han matado a al menos 90 personas. Las zonas más castigadas han vuelto a ser la ciudad de Gaza (norte), Deir al Balah (centro), el campo de refugiados de Nuseirat (centro) y el campo de refugiados de Yabalia (norte), mientras que sobre la sureña ciudad de Jan Yunis pesa una orden de evacuación ante la amenaza de un ataque inminente.