Su compromiso con la justicia social y la equidad lo llevó a ser considerado candidato al Premio Nobel de la Paz en 2022.
El sacerdote cumplía 90 años el pasado martes 18 de febrero, fecha que celebró en compañía de su círculo más íntimo. Castellanos nació en Mansilla del Páramo, provincia de León, España, y desde joven se integró a la Orden de San Agustín. En 1978 fue designado obispo de Palencia, cargo que ocupó hasta 1991, cuando renunció para dedicarse a la misión en Bolivia.
Desde su llegada a Santa Cruz, se estableció en la populosa zona del Plan Tres Mil, donde fundó el Proyecto Hombres Nuevos, una iniciativa orientada a mejorar la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables. Bajo su liderazgo, se construyeron comedores populares, escuelas, viviendas sociales y hospitales, beneficiando a miles de personas.
El impacto de su labor traspasó fronteras, lo que le valió numerosos reconocimientos en Bolivia y España. En 1998 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, junto con figuras de renombre como Vicente Ferrer y Muhammad Yunus. También recibió la Medalla de Oro al Trabajo en 2006, otorgada por el Gobierno de España en reconocimiento a su esfuerzo en favor de los más desfavorecidos.
Castellanos no solo enfocó su labor en la infraestructura y el acceso a servicios básicos, sino también en la educación y la cultura. Impulsó programas de becas universitarias, centros de formación en tecnología y arte, y hasta una orquesta sinfónica juvenil para ofrecer oportunidades a jóvenes en situación de riesgo social.
A lo largo de su vida, Castellanos viajó frecuentemente entre Bolivia y España para recaudar fondos y dar a conocer la realidad de las comunidades en las que trabajaba. Su compromiso con la justicia social y la equidad lo llevó a ser considerado candidato al Premio Nobel de la Paz en 2022.
Su legado continúa a través de la fundación Hombres Nuevos, que sigue operando y ampliando su trabajo en Bolivia. La noticia de su fallecimiento ha generado conmoción tanto en la comunidad boliviana como en su tierra natal, donde se han programado misas y actos en su honor.
La Dócesis de Palencia y la comunidad católica en Bolivia han expresado su pesar por la pérdida de un hombre que dedicó su vida a los más pobres. “Su obra permanecerá viva en cada niño que recibe educación, en cada familia que encuentra un hogar y en cada persona que recupera la dignidad gracias a su ayuda”, manifestó un representante de Hombres Nuevos.
Se espera que en los próximos días se anuncie la fecha y el lugar de la misa exequial en su honor. Mientras tanto, su obra y su ejemplo seguirán inspirando a quienes creen en la solidaridad y el compromiso con los más necesitados.
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