Piden reforzar los defensivos en las cuencas para proteger a municipios más vulnerables

Luego del desastre por las lluvias en la comunidad de Achira y la afectación a otras localidades productivas,

El presidente de la Sociedad de Ingenieros, Roly Mancilla, mencionó dejadez de las autoridades, “Municipio, Gobernación y Gobierno central tienen la responsabilidad legal de prevenir” acotó.

Según un artículo publicado por El Deber, entre 2010 y 2020, Santa Cruz construyó 1.400 kilómetros de defensivos y destinó más de 100 millones de dólares para proteger sus zonas productivas. Aquellos diques evitaron pérdidas agrícolas y garantizaron seguridad durante años, pero esa infraestructura ahora se ha debilitado.

El agrometeorólogo Luis Alpire explica que la lluvia continua y sostenida ocurrida en Achira convirtió la quebrada en un torrente imparable que arrastró todo a su paso. Sobre los trabajos de contención en las principales cuencas, Alpire advirtió que “En los últimos cinco años no se construyó ni un solo defensivo nuevo (…) y el mantenimiento tampoco fue suficiente”.

Los 172 puntos críticos identificados se distribuyen en 16 cuencas, afectando 26 municipios, seis de ellos en situación “especialmente grave”.
San Julián tiene 39 puntos críticos. Cuatro Cañadas, El Puente y Yapacaní suman 10 cada uno. Santa Cruz de la Sierra registra 11 puntos críticos en el Piraí, capaces de afectar barrios como Ambrosio Villarroel, las cabañas y zonas cercanas a la radial 26.

En las cabañas del Piraí, la erosión es visible. Gaviones rotos, mallas desgarradas, piedras dispersas.

Aunque algunos minimizan el riesgo, los técnicos advierten que el Piraí puede desbordarse si no se interviene en la cuenca alta y media, donde las quebradas menores -de responsabilidad municipal- incrementan el peligro.

En la zona del nuevo puente del Urubó, defensivos recién instalados ya muestran señales de insuficiencia. Un proyecto integral de Bs 350 millones no se ejecutó porque el Gobierno central no comprometió su 70%.

A los defensivos desgastados se suma un factor menos visible: la tala en riberas y cordones ecológicos. El suelo se debilita sin árboles que lo sostengan.