Se multiplican las denuncias de malos tratos a activistas de la flotilla durante detención en Israel

Golpes, confinamiento en celdas expuestas al sol, privación de sueño, supuestos montajes para hacer parecer que el trato durante su reclusión fue respetuoso… A medida que los integrantes de la flotilla Global Sumud que iba a Gaza son liberados de su detención y regresan a sus países de origen, las denuncias sobre malos tratos a manos de las autoridades israelíes se multiplican, incluyendo a la líder ambientalista Greta Thunberg, que habló de “torturas”, pero se negó a dar detalles.

“Nos han robado, nos han pegado, humillado, torturado con diferentes técnicas sibilinas. Nos tuvieron en una celda al descubierto y el ministro de Exteriores de Israel nos llamó terroristas con cámaras grabándonos en una celda de alta seguridad al aire libre”.

El testimonio de un activista español al regreso a su país se ha unido al de suizos, irlandeses, portugueses, franceses, latinoamericanos y la líder ambientalista Greta Thunberg, que reveló haber sufrido “torturas”, sin ofrecer mayores detalles para evitar centrar la atención.

Ahora el Gobierno de España, que sigue teniendo a una de sus nacionales detenida en Israel, apela al Consejo de Derechos Humanos de la ONU para pedir “respeto” a los activistas aún bajo arresto y promete una investigación para validar las denuncias de malos tratos.

Los activistas españoles han denunciado “torturas de bajo impacto” y tratos “degradantes”, pero también un “episodio de extrema violencia”, que tuvo como protagonista a Reyes Rigo, una mallorquina que sigue encarcelada luego de supuestamente propinar un mordisco a una funcionaria israelí, aunque no se han presentado cargos en su contra.

Las quejas no vienen solo de los españoles. A su llegada a Dublín, tres de los 15 irlandeses embarcados en la flotilla que buscaba romper el cerco marítimo y entregar ayuda humanitaria a Gaza denunciaron que en sus celdas no había “agua potable limpia” y que tuvieron que dormir en el suelo.

Thomas McClune, Sarah Clancy y Donna Schwartz afirmaron que se les privó del sueño al despertarlos varias veces durante la noche “sin motivo alguno”. McClune agregó que cuando abordaron las naves de la flotilla durante la interceptación, los oficiales israelíes trataron de obligarlos a firmar “documentos legales” en lo que admitían que habían tratado de entrar ilegalmente al país.

Nueve de los 19 suizos a bordo de la expedición regresaron el 5 de octubre a su país, y allí revelaron en un comunicado que sufrieron “condiciones de detención inhumanas” y “trato humillante y degradante tras su arresto y encarcelamiento”.

Coincidieron con los irlandeses al denunciar las técnicas de privación del sueño y con los españoles en los señalamientos sobre golpes y encierro en condiciones extremas.

Otros 10 suizos siguen detenidos en Israel, según el movimiento Olas de Libertad, que los agrupa.

La líder del partido Bloque de Izquierda de Portugal, Mariana Mortágua, no habría recibido agua ni comida en 48 horas, según la versión de su hermana Joana. El Gobierno portugués descartó que se hubieran producido casos de violencia física, pero reconoció “varias quejas”, que fueron transmitidas a su embajadora en Israel.

Varios de los 14 franceses de la misión que llegaron el 7 de octubre a París también denunciaron las condiciones de su detención. Otros 16 ciudadanos de ese país siguen aún detenidos.

La activista ambientalista Greta Thunberg, la cara más visible de la flotilla Global Sumud, denunció el 7 de octubre en una conferencia de prensa a su regreso a Estocolmo que ella y otros miembros de la expedición fueron “secuestrados y torturados” por el Ejército israelí.

Sin embargo, Thunberg no quiso entrar en detalles. “No quiero que aparezca en los titulares ‘Greta ha sido torturada’, porque esa no es la historia aquí”, dijo. Luego accedió a confirmar que no recibieron agua potable y que a algunos activistas no se les entregaron medicamentos críticos.

Otros miembros de la flotilla afirmaron que Thunberg sufrió empujones y se le obligó a usar una bandera israelí durante su detención, pero ella no hizo referencia a esas acciones.

También hubo denuncias sobre dificultades para acceder al acompañamiento consular para varios de los detenidos y trato discriminatorio en función de la nacionalidad. “Cuando mostré mi pasaporte belga, su comportamiento hacia mí cambió por completo”, aseguró Houssem Eddine Rmedi, un ciudadano con doble nacionalidad tunecina-belga.

“En el momento en que muestras tu pasaporte tunecino, argelino o marroquí, comienzan a golpearte”, agregó, en cambio, el activista marroquí Ayoub Habraoui, que al igual que Eddine fue deportado a Madrid.

Luna Valentina Barreto, una de las dos colombianas que integraron la flotilla, reveló el 7 de octubre en una entrevista con ‘Radio Nacional’ : “Tanto Manu (Manuela Bedoya) como yo tenemos la presión sanguínea muy bajita, pues estuvimos sometidas a procesos de tortura, privación de alimentos y de sueño”.

El equipo jurídico que representa a la flotilla, el centro Adalah, habló el 5 de octubre de “graves abusos” cometidos contra los detenidos.