Internacional | El Debate | 2025-08-08
El anuncio de Israel de que se prepara para ocupar militarmente la Ciudad de Gaza, como primer paso en su plan de ocupar toda la Franja, ha desatado una oleada de reacciones internacionales que van desde la condena frontal hasta la advertencia sobre una catástrofe humanitaria inminente. El plan aprobado esta madrugada por el gabinete de seguridad del Gobierno de Benjamín Netanyahu ha sido calificado por diversos gobiernos como una escalada innecesaria y destructiva.
Desde España, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, condenó «con firmeza» la decisión israelí de escalar en Gaza, señalando que «solo provocaría más destrucción y sufrimiento». También reiteró el apoyo de España a una solución de dos Estados: «La paz definitiva en la región solo se alcanzará poniendo en pie la solución de dos Estados, que incluya un Estado de Palestina realista y viable».
Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha pedido al Gobierno israelí que «reconsidere» el plan militar para ocupar la ciudad de Gaza e insistió en la liberación de todos los rehenes y el «acceso inmediato y sin obstáculos» de ayuda humanitaria. «La decisión del Gobierno israelí de ampliar aún más su operación militar en Gaza debe reconsiderarse.
Desde Oceanía, Australia también se ha sumado al rechazo con un mensaje claro de su ministra de Exteriores, Penny Wong: «Instamos a Israel a no seguir este camino, que solo agravará la catástrofe humanitaria en Gaza».
Bélgica también manifestó su oposición al plan. El ministro de Asuntos Exteriores del país, Maxime Prévot, anunció que ha convocado a la embajadora de Israel en Bélgica, Idit Rosenzweig-Abu, después de que el Gobierno israelí aprobase el plan militar.
Reino Unido, bajo el liderazgo laborista de Keir Starmer, también ha decidido endurecer su posición. En un comunicado oficial, el primer ministro tildó de «errónea» la decisión israelí, instando a que «se reconsidere de inmediato». Starmer afirmó que esta acción «no contribuirá a poner fin al conflicto ni a garantizar la liberación de los rehenes» y que «solo provocará más derramamiento de sangre». Añadió que el Reino Unido y sus aliados trabajan en un plan de paz a largo plazo que contemple la creación de un Estado palestino viable.
También desde los Países Bajos, el Gobierno neerlandés consideró «un paso equivocado» el plan militar de ocupar la Ciudad de Gaza, puesto que «no contribuye en absoluto» a mejorar la tragedia humanitaria en el enclave, y advirtió de que «Gaza pertenece a los palestinos».
En Turquía, el Ministerio de Exteriores ha emitido un comunicado en el que condena «de la forma más enérgica posible» el anunciado plan del Gobierno israelí. «Condenamos de la forma más enérgica la ampliación de la operación militar en Gaza, que representa una nueva fase de la política israelí expansionista y genocida», señala un comunicado.
Aunque la reacción más importante ha llegado desde Berlín. El canciller alemán, Friedrich Merz, ha anunciado que su Gobierno suspenderá hasta nuevo aviso las exportaciones a Israel de armamento que pudiera emplearse en la franja de Gaza, después de que el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu aprobase el plan militar. Merz afirmó en un comunicado que este plan no permite comprender cómo Israel pretende alcanzar los objetivos de desarmar a Hamás, lograr la liberación de los rehenes y emprender rápidamente negociaciones para un alto el fuego.
En Estados Unidos, el aliado más importante con el que cuenta Netanyahu, el vicepresidente J.D. Vance no ha querido criticar al Ejecutivo hebreo —Trump ya dio el visto bueno al plan antes de que el Gabinete lo aprobase— y se ha limitado a señalar que el país norteamericano «no tiene planes» de reconocer a Palestina como estado y que la prioridad ahora en Gaza es «erradicar» a Hamás.
Desde el seno de la organización islamista, Hamás ha advertido en un comunicado que el hecho de que Israel quiera expandir su ofensiva en Gaza significa «sacrificar» a los rehenes que siguen allí retenidos y tildó su plan para ocupar la ciudad de Gaza y evacuar a sus residentes como «un nuevo crimen de guerra».
De todos modos, incluso desde Israel han llegado duras críticas. El líder de la oposición, Yair Lapid, denunció que el plan de Netanyahu está «en completa contradicción con la opinión del Ejército y de los funcionarios de seguridad», y que responde a la presión de los ministros nacionalistas Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir. «Conducirá a la muerte de los rehenes y de muchos soldados», advirtió Lapid, quien consideró que esta decisión puede suponer «un colapso político» y costar «decenas de miles de millones» a los contribuyentes.
La sociedad israelí también se ha expresado con contundencia. El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos denunció este viernes la «imprudencia» del Gobierno y exigió un acuerdo inmediato con Hamás para liberar a sus seres queridos. «Nuestro Gobierno nos está llevando hacia una catástrofe colosal para los rehenes y para nuestros soldados», lamentaron en un comunicado, acusando a Netanyahu de embarcarse «en una nueva marcha de la imprudencia sobre las espaldas de los rehenes, los soldados y la sociedad israelí».
Las propias Fuerzas de Defensa de Israel han mostrado reservas. Se teme que una ofensiva terrestre en la Ciudad de Gaza —donde aún se estima que hay 20 rehenes vivos y otros 30 muertos— provoque ejecuciones por parte de las milicias palestinas, como ya ocurrió con seis cautivos hallados muertos el pasado 1 de septiembre. Netanyahu, en declaraciones a Fox News, insistió en que su objetivo es ocupar toda Gaza para garantizar un perímetro de seguridad, pero afirmó que no pretende gobernarla, sino entregarla a «fuerzas árabes que la controlen» sin amenazar a Israel.
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