Oriente Petrolero: una institución en crisis crónica

A tres fechas del cierre de la temporada 2025, Oriente Petrolero enfrenta el fantasma de una nueva campaña sin logros. Las opciones de acceder a un cupo internacional son prácticamente nulas, en un escenario dominado por la inestabilidad institucional y los malos resultados dentro del campo.

La reciente caída en Tarija terminó por dibujar un panorama desolador para el cuadro albiverde. La combinación entre errores en la dirigencia y un rendimiento deportivo deficiente ha sumido al club en una espiral de incertidumbre que afecta a toda la estructura.

Una década de declive continuo

Los indicadores de la crisis son persistentes. En 2020, el equipo finalizó en la décima posición, rozando la zona baja de la tabla. Un año después, en 2021, mostró una leve mejoría al terminar sexto y asegurar un pase a la Copa Sudamericana.

Sin embargo, esa clasificación desembocó en una de las etapas más amargas de su historia. En la edición 2022 del torneo continental, el equipo no logró sumar ni un solo punto y fue vapuleado en casa con un contundente 1-10 ante el Fluminense brasileño. Esta actuación luctuosa se repitió en la Sudamericana 2023, donde volvió a ser el colista absoluto sin anotar en la tabla de puntos.

El declive se acentuó en 2024. Bajo una dirigencia cuestionada, el club se vio envuelto en denuncias por impagos salariales que superaron los diez meses, lo que debilitó aún más a un plantel ya de por sí mermado. El resultado fue un deslizamiento hasta el décimo puesto en el campeonato local y la consiguiente ausencia de torneos internacionales para el año en curso.

La actual temporada parece condenada a engrosar este listado de frustraciones. Con un presente incierto y un futuro que se vislumbra complejo, Oriente Petrolero acumula años donde la mala gestión y los fracasos deportivos se han instalado como una constante, alejando al club de sus épocas de gloria.