El The New York Times revela que el presidente de Estados Unidos tiene encima de la mesa tres posibles operaciones en el país sudamericano en caso de que decida intervenir
07 nov. 2025 – 04:30 Act. 07 nov. 2025 – 07:5337
A estas alturas, no es ningún secreto que entre los objetivos de la guerra abierta contra el narcotráfico declarada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra sacar del Palacio de Miraflores al dictador venezolano Nicolás Maduro. Desde el pasado mes de agosto, la Administración del republicano, especialmente el secretario de Estado, Marco Rubio, ha estado enrollando cada vez con más fuerza la soga alrededor del cuello del líder chavista. Hace tres meses, Trump ordenó un despliegue naval sin precedentes en las aguas del mar Caribe, frente a las costas venezolanas.
El pasado septiembre inició una campaña de ataques aéreos contra supuestas narcolanchas que tratan de llegar a las costas estadounidenses. El Ejército estadounidense ha bombardeado ya 18 embarcaciones de este tipo, tanto en el Caribe como en el Pacífico, y ha matado al menos a 70 de sus tripulantes –solo se han registrado tres supervivientes–, a los que se refieren como «narcoterroristas». El último ataque tuvo lugar esta madrugada y fue anunciado a través de una publicación en X, antes Twitter, por el secretario de Guerra –antes Defensa–, Pete Hegseth, que incluyó un vídeo del impacto.
«Por dirección del presidente Donald Trump, el Departamento de Guerra (Defensa) ha llevado a cabo un golpe cinético letal contra una embarcación operada por una organización designada como terrorista», explicó el jefe del Pentágono. Además de la campaña militar, el pasado mes de octubre, el presidente estadounidense confirmó que había autorizado a la CIA a realizar operaciones encubiertas, incluso «letales», dentro de Venezuela. El régimen chavista ha elevado el nivel de alerta entre sus filas ante la presión de Trump y, según han publicado medios estadounidenses como el Miami Herald, figuras destacadas como Delcy Rodríguez, vicepresidenta venezolana, ofrecieron en secreto a Washington liderar un hipotético Gobierno de transición sin Maduro.
El republicano, sin embargo, no aceptó la oferta ni tampoco la propuesta del autócrata venezolano de conceder a las empresas estadounidenses jugosos negocios en el sector petrolífero del país sudamericano, del que actualmente se benefician Rusia y China. Trump quiere a Maduro fuera y este domingo, durante una entrevista con la CBS, advirtió de que el autócrata tiene «los días contados». El periódico The Wall Street Journal reveló, el pasado jueves, que el Pentágono ya tenía una lista de posibles objetivos dentro de Venezuela –instalaciones militares, navales o pistas de aterrizaje, entre otros– por si el republicano tomaba la decisión de atacar.
Con estas opciones encima de su mesa, Trump sopesa tres posibles escenarios. La primera opción implicaría, según The New York Times, ataques aéreos contra instalaciones militares, bajo la justificación de que están siendo utilizadas para el tráfico de drogas. El objetivo oculto: debilitar y resquebrajar el apoyo a Maduro dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Así, la Administración estadounidense defiende que el líder chavista, al verse desprotegido y vendido por sus propios altos mandos, se vería obligado a marcharse del país.
El pasado mes de agosto, Washington elevó a 50 millones de dólares la recompensa por cualquier información que lleve a la detención del dictador venezolano, al que acusa, además, de ser el líder de la organización terrorista el Cártel de los Soles, así como del Tren de Aragua. El rotativo neoyorkino asegura que la intervención militar es la que más apoyos reúne entre los asesores de Trump, mientras que el Departamento de Justicia se emplea a fondo para elaborar un análisis jurídico que blinde cualquier tipo de ataque contra Venezuela.
El segundo escenario que estudia la Casa Blanca es enviar a sus fuerzas de Operaciones Especiales, como la Fuerza Delta del Ejército o el Equipo 6 SEAL de la Marina, para intentar capturar o incluso matar a Maduro. En este caso, la Administración Trump podría justificar esta operación argumentando que el líder chavista, como ha repetido en multitud de ocasiones estos últimos meses, es el líder de una banda narcoterrorista.
El precedente más reciente de una operación así es el asesinato ordenado por el republicano en 2020 –durante su primer mandato– de Qasem Soleimani, comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán, en un ataque con drones en el aeropuerto de Bagdad, en Irak. Una tercera opción plantea enviar fuerzas antiterroristas estadounidenses a Venezuela para hacerse con el control de los aeródromos y algunos de los campos petrolíferos y la infraestructura crítica del país sudamericano.
Actualmente, el Pentágono mantiene desplegados cerca de una decena de buques de guerra en el Caribe, con 10.000 soldados y aviones F-35, a los que se unirá a mediados de este mes el portaaviones Gerald Ford, el más poderoso de la Armada estadounidense. Por ahora, Trump se ha mostrado contrario a involucrar a soldados estadounidenses en ataques que pudieran poner en riesgo su seguridad, por lo que muchos de los planes presentados pasan por el uso de drones y armamento de largo alcance. Así la llegada del Ford a la zona, podría precipitar cualquier escenario.

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